En SENNDA acompañamos a personas profundamente heridas. No atendemos malestares pasajeros ni pequeñas crisis. Aquí llegan personas que han atravesado mucho sufrimiento, durante mucho tiempo. Que han vivido situaciones muy difíciles, dentro y fuera de sí mismas. Personas que a veces han perdido casi todo, incluso el sentido de seguir adelante.
No prometemos soluciones rápidas ni curas mágicas. Aquí no hacemos magia. Lo que hacemos es psicoterapia. Y lo hacemos en serio, con profundidad, con presencia, y con verdad.
Psicoterapia significa tener un espacio para entender lo que uno siente, para pensar lo que a veces duele demasiado, para descubrir otras formas de vivir que antes no parecían posibles.
En SENNDA, todo lo que ocurre forma parte de ese proceso: la convivencia, los grupos, los silencios, las emociones, el conflicto. Porque esto no es solo una vivienda. Es una comunidad terapéutica.
Aquí no se viene a “estar mejor”. Se viene a cambiar lo que hace daño desde dentro. Y eso solo puede hacerse si uno está dispuesto a implicarse, incluso con miedo, incluso con dudas.
Y nadie lo hace solo. En SENNDA, la familia también entra en el proceso. Porque muchas veces lo que le pasa a una persona tiene que ver con su historia, con su entorno, con los vínculos que la rodean. Por eso trabajamos también con madres, padres, hermanas, hermanos… Para que cada quien pueda hacerse cargo de su parte, y ayudar de verdad.
SENNDA no es un lugar para todos. Es para quienes, aún desde el fondo del dolor, están dispuestos a mirar por dentro, a trabajar lo que pesa, a poner en palabras lo que fue silenciado.
Aquí no hacemos magia. Solo hacemos psicoterapia. Y cuando eso se hace bien, algo cambia. De verdad.